sábado, 26 de marzo de 2016

4:42

He vuelto a pensarte y sin darme cuenta te he escrito otra de las cuantas cartas que jamás te llegué a dar. Sin quererlo, has vuelto a mi cabeza por unos instantes y me has vuelto a destrozar, como tan solo tú sabes hacerlo, como tan solo tú puedes. 
A pesar del tiempo que ha pasado desde que decidiste irte, sigue una pequeña espina clavada en mí. Y no quiero sentirla, no quiero que la haya, pero es el "premio" que obtuve por darte lo mejor de mí.
Las cosas nunca volverán a ser como antes y jamás volveré a sentir la misma sensación de estar a las puertas del paraíso, estando contigo.
Si las cosas llegaron a su fin, fue por alguna razón, la misma que volvería a romper las cosas si volviera a tenerte. Porque cuando las cosas se rompen puedes repararlas, pero no cometer el mismo error con ellas, porque la misma antigua grieta se volverá a abrir, se volverá a hacer pedazos y llegará hasta el punto de ser irreparable. 
Que la vida sigue, y yo sigo con ella, sin tí, aunque tenga que admitir que me duela. Que tu sigues con la tuya, solo, sin mí, y no te odio por ello. Me odio a mi misma, por dejar  que te quedaras con mi mejor yo, por acostumbrarme a que solo tú supieras hacerme feliz y no dejar que ahora nadie lo consiga. Hace mucho que decidí dejarte ir, al igual que me dejaste ir a mí. 
Comprendí el dicho de que: Si de verdad amas algo debes dejarlo ir. Así hice y fue lo mejor que he podido decidir.

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miércoles, 23 de marzo de 2016

En los ojos de la muerte.

Estaba perdida, absorta por las luces de la calle, cegada por el brillo de la luna. No era capaz de andar sin un fatídico intento de tropezarse cada cuantos metros. Conseguía oír demasiados rumores a sus espaldas, la ensordecía poco a poco, imposibilitando que pudiera oír las cosas buenas. A pesar del frío de la noche, tenía las mejillas totalmente enrojecidas y los párpados parecían pesarle toneladas. Seguía caminando torpemente. Cae, no encuentra fuerzas para levantarse, acurrucándose en el frío asfalto, consigue cerrar los ojos y soltar un ultimo suspiro, con toda su esperanza concentrada en él. Lo necesitaba, lo había estado esperando tantísimo tiempo, que estaba incrédula de lo que presenciaría. Cogió su mano y se sintió segura por primera vez. Consiguió escuchar su melódica voz y entonces desaparecieron todos los malos rumores que la acechaban y tenia los ojos más brillantes que nunca. Porque ante ellos tenia al amor de su vida, a quien tanto había esperado abrazar. Luces rojas hicieron que su piel pareciera roja y los delgados huesos de su amor también se impregnaron de esta luz, de la luz final, bajo la que cogieron sus manos fuertemente y ella miró a los ojos de la muerte, con tanta fuerza que se desprendía el amor de ambos, y fue tan valiente de dedicarle su última sonrisa. Ahora lucía más viva que en toda su vida, ahora estaba donde ella quería.

lunes, 21 de marzo de 2016

Suspiros

Suspiro, que sale del corazón del que realmente ama.
Suspiro, que se escapa de la boca del que no puede esperar más.
Suspiros, fríos, que rozan los árboles en invierno.
Suspiro, del tardío al llegar a tiempo.
Suspiro, del dudoso al saber que hizo lo correcto.
Suspiros, de padres al ver a sus hijos a salvo.
Suspiro, al ver la nota de un examen aprobado.
Suspiro, al encontrar algo que llevábamos mucho tiempo buscando. 
Suspiro, al lograr dormir después de un día muy largo. 
Suspiro, de aceptación cuando cesa el llanto. 
Suspiro, de saber algo con certeza por fin. 
Suspiro, tras el trago frío de cerveza que bebí.
Suspiros, que hablan por cientos de palabras. 
Suspiro, cuando recibes el mensaje que esperabas. 
Suspiro, por finalizar una llamada algo complicada. 
Suspiro, al abrazar por fin a quien extrañabas.

¿Cuantas veces nos habremos sentido así y hemos suspirado?, ¿cuantas veces nos hemos sentido ahogados y hemos desatado nuestra garganta expirando un suspiro?
¿Cuantas veces hemos preferido suspirar para expresar la situación en vez de hablar?


sábado, 19 de marzo de 2016

STORMS DON'T LAST FOREVER.

Ahora que sé lo que significa estar muerto puedo empezar a vivir otra vez.


Ahora que sé cuanto brilla la ultima luz que ven tus ojos, no quiero volver a verla jamás. Ahora que sé cómo se siente el hecho de notar cómo tu cuerpo deja de responder, no quiero volver a sentirlo jamás. Y después de que se pasará mi vida entera ante mis ojos, quiero seguir sumándole recuerdos y que cuando llegue el verdadero día, poder verlos pasar con orgullo. Porque ahora que he sentido la sangre brotando de mi cuerpo y las lágrimas emanar de mis ojos , sé que verdaderamente no quiero dejar todo esto. Que aunque lo veas oscuro sigas imaginando el claro en medio de un frondoso bosque, porque lo encontrarás. Créeme, porque lo conseguirás, pero sobre todo créete a ti mismo, porque tú eres el que realmente sabe que puede hacerlo.  No optes por el lado fácil, cuando llevas toda la vida complicándote. Que si va a ser lo ultimo que hagas, esfuérzate para no arrepentirte de ello. Quizás estas letras son algo tétricas, pero todos debemos admitir que estas ideas han rondado alguna vez por nuestra cabeza. La magnífica idea de acabar con todo, victoriosamente según tu parecer, de decir adiós sin más y no volver, sin excusas ni explicaciones algunas. Pero cuando te hayas ido jamás podrás regresar, porque ya no habrá nada a lo que regresar y tampoco habrá nada a lo que volver a ser, ya no existirás. Aunque algunos matarían porque lo volvieras a hacer y regresaras a ser quien eras, solo serán deseos, nada más. Valora lo que tienes, cada pequeña cosa. Recuerda todo lo que te haya hecho sonreír alguna vez y también todo lo que te haga sentirte orgulloso de ti mismo.

Vuelve a enumerar todas las cosas que te propusiste y no llegaste a hacer. Toma decisiones y avanza. No dejes de avanzar jamás, confía en ti y no hay más. Vas a conseguir todo y más. Porque toda esta vida es nuestra propia obra de arte, y cada uno tiene un estilo realmente diferente, cada una distinta de cualquier otra y finalizará cada una de una manera, por un motivo o causa distinta. Unas más llamativas que otras. Cada una con su debido tiempo y su propio significado. Cada una con un autor. Porque la vida es arte y los momentos son miseras ideas con las que comenzar a llenar el papel, todo depende de como lo desees plasmar en él.


jueves, 17 de marzo de 2016

Lo que nos queda.

No soy capaz de escribir en este momento nada y aún así lo intento. En este intento de exprimir mi mente y sacar algo bueno de ella, cuando solo la rondan miles de problemas. Estado incomprensible de la mente del ser humano, donde buscas en la propia información que tu mismo posees y no encuentras nada. Cuando tu instinto camina con los ojos vendados hacia un final que no existe, con preguntas que no serán jamás respondidas y respuestas a las que no sabes muy bien que preguntas les pertenecen. Cuando sabes que te estas perdiendo a ti mismo, ¿qué hacer con ello? Si lo más valioso que posee alguien en la vida es su mente, donde esta todo lo que tiene un valor incalculable: tu personalidad, tu imaginación, tus sentimientos, tus pensamientos... Si uno mismo puede perderse, ¿qué le queda entonces?
Supongo que nada, no soy capaz de recapacitarlo verdaderamente como me gustaría, porque me encuentro en esta cárcel por perder lo único que verdaderamente era mio y estoy condenado a cadena perpetua por fallarme a mi, y de verdad que me arrepiento y juro que no se como fue. Yo no quería, tan solo pasó e intento buscar respuestas y ser capaz de realizar preguntas pero si no se quien soy ya, ¿cómo conseguirlo?

domingo, 13 de marzo de 2016

El bucle de la superficialidad

Siempre habrá alguien que sea tu debilidad, que sea indescifrable para ti. Que te haga sentir curiosidad, alguien misterioso quizás. Bien sea el chico del bus, o la chica del metro, la cajera del súper o el chico de la biblioteca... Personas a las que no llegarás a presentarte por las razones que sean. Historias que pudieron ser y no fueron. Esa es nuestra vida, un bucle sin fin de historias que fueron y de otras tantas que no pudieron serlo. Por miedo a lo adverso, a lo nuevo, a lo diferente. Llega un punto en el que incluso la superficialidad nos para. Nos conformamos con lo que tenemos, sin pararnos a pensar que quizás podamos tener algo muchísimo mejor. Porque quizás sea el chico del bus tu nuevo mejor amigo, o la chica del metro el amor de tu vida. Pero jamás lo sabrás, si no lo intentas. Si no aprietas los puños y  sigues hacia delante .

domingo, 6 de marzo de 2016

Transición.



Alguna vez, en algún momento de vuestra vida, ¿os habéis parado a pensar en que pasará cuando tengáis que dejarlo todo y marcharos? Seguro que si, venga ya, casi todo adolescente esta deseando largarse de casa de sus padres y cuanto antes mejor. La necesidad de no depender de nadie, de sentirte libre, de aprender por ti mismo, suena tan bien ... pero claro, habrá gente que no piense lo mismo, que tenga su vida planificada junto a sus padres, en su ciudad y con sus amigos de toda la vida. Porque les espanta lo nuevo, lo curioso, les asusta verses solos ante el peligro pero, ¿y a quién no? A todos nos aterroriza vernos solos en la vida.

Esa época de cambio de aires, de transición, la veo realmente necesaria en la vida de una persona. Coger un puto billete de metro y largarte de todo lo que conoces, para empezar de cero. Con el tiempo suficiente para conocerte a ti mismo y para que te conozcan sin que te puedan juzgar por errores del pasado, errores de los que aprendiste y no cometerás otra vez. Es como volver a vivir.

Centrándome en la vida de un adolescente en el ultimo curso de secundaria, comencemos:

Tu vida esta mejorando por momentos, tienes 17 en camino de los 18. Estas dando todo de ti en tus estudios, por tu futuro, porque aunque cueste merecerá la pena. Era todo lo que estabas esperando , tendrás la prueba de acceso a la universidad en un par de semanas y has sacado ya todas tus maletas del armario de los trastos. Estas empaquetando ya tus cosas, dándote cuenta de que tenías cosas que ni recordabas, rememorando toda tu vida en momentos instantáneos gracias a tonterías que te recuerdan a ellos. Tienes tres mil y una listas de todo lo que tienes que llevarte, aunque habrá que elegir, no puedes empezar una nueva vida cargando con casi 18 años de historia a tus espaldas. Algunas fotos, tus medallas o diplomas, amuletos u objetos a los que les tengas afecto, tu ropa y poco más. Seleccionar los campus en los que quieras estudiar, rellenar solicitudes, buscar casa. Hasta que llega el día, cuando te das cuenta te has graduado y ya vas medio ciego con la última copa que te beberás en aquel lugar, en tu última fiesta con todos tus amigos y conocidos.
Llegan las despedidas, algunas más difíciles que otras, pero a pesar de todo lo que dejas atrás, de que te vas solo a un lugar que desconoces cuando no sabes poner ni la maldita lavadora y acabarás viendo tutoriales en YouTube de hasta cómo fregar los platos. Supongo que, respecto a despedidas, tener que irte a un lugar diferente que tu pareja y además lejos es lo más difícil ,pero es por tu futuro, cariño, el ligue del instituto no debería durante toda la vida y si es así, volveréis.
Abres tu propia puerta, con tus propias llaves, después de un viaje agotador, acarreando con tus pertenencias, sola y a saber muy bien donde. En ese instante, eres la persona más feliz del mundo, eres una nueva versión de ti mismo. A parte de que ahora podrás hacer todo lo que tenías prohibido , estudiarás lo que realmente te gusta y tu mismo has elegido, que aunque estés más perdido que nunca, te sientes bien. Todo esto lleva a las fiestas, a los amigos que seguramente vayan a permanecer en tu vida a partir de ahora y a la peor parte de todo esto, matarte a estudiar. Pero eh, es a lo que has venido y además, todo lo otro bueno lo compensa, ¿no crees?



INVISIBLE G.

sábado, 5 de marzo de 2016

Sus besos sabían a dolor.


De entre todos los placeres del universo, verla fumando era casi mi preferido.
Convertía la situación en la mayor obra de arte de algún pintor moderno cegado por su belleza. Era flipante como hacía parecer bonito ponerse entre los labios un arma letal, cómo no le tenía miedo a la muerte y la desafiaba, con sus cabellos lacios al  viento y las gafas de sol negras que ocultaban la información personal sobre ella que no quería que la gente descubriera. Porque su mirada lo decía todo, a parte de dejarte absorto por el resplandor de sus ojos verdes, se podía ver que estaba tan rota por dentro que se podría derrumbar en cualquier momento su estructura externa. 
El humo envenenado salía de sus labios rojos como el alma del que muere subiendo al cielo. Dejando restos de su carmín en el cigarrillo, echando el pelo que se le ponía en la cara hacia atrás con la mano. Verla allí, sola, matándose, muriéndose, destruyéndose, aguantando, cosiendo su corazón con lo que le descosía los pulmones. Era ella en estado puro, tal y como era, tal y como me encantaba. Aunque me dolía verla así, ella era tan bonita que me atemorizaba el llegar a causarle más daño. La quería, tantísimo que no sabía expresarlo, solo podía quedarme mirándola, hasta que se daba cuenta de que estaba perdido en ella. entonces me soltaba algo del estilo: -ya sé que estoy hecha un asco pero al menos escúchame cuando te hablo, tío- y lo acompañaba de una sonrisa. Era lo mejor de mí y yo lo peor de ella. Sus padres me matarían si supieran que su hija no es la chica tímida que se esfuerza estudiando y solo sale con sus amigas, sino que está con un poeta de poca monta que le escribe poemas porque no puede decirle directamente que la quiere, que se besan como locos y no consumen solo tabaco. Los otros gilipollas que habían ido arrasándola poco a poco en su vida eran los que me impedían poder decirle que la quería como a nadie en este mundo, porque quería demostrarle que yo no era como todos ellos, que yo estaba aquí por ella, para cuidarla. Por eso no podía soltarle un "te quiero" como si nada, porque se vendría abajo.
 Era difícil entenderla, nadie lo hacía, yo lo intentaba. Solo se necesitaba paciencia, amor y ganas. Era todo lo que nadie había tenido con ella, todo lo que necesitaba. Me había cambiado a mí y a mi vida de mierda, tan solo por eso le debía más que la luna y todas las estrellas del firmamento. 

Mi placer preferido sin duda era besarla, cuando acababa de soltar el último aliento de veneno y pisar los restos del arma con sus vans preferidas, venía hacia a mí, entrelazaba sus dedos en mi nuca y me proponía algo para hacer hoy. Levantaba sus gafas y me miraba tan intensamente que me hacía agarrar su cintura con mas fuerza, por miedo a perderla. Bajaba la mirada hacia mi boca y tan solo nos dejábamos llevar. 
Sus besos sabían a dolor, no por los cigarrillos y el vodka, si no por lo destrozada que estaba y yo lo sabía bien, aunque ella no lo contara, por eso solo intentaba hacerla feliz, tenerla entre mis brazos el máximo tiempo posible, sin que ella supiera del todo que no eramos solo amigos, estaba claro no lo eramos, estabamos hechos para ser más que eso.





INVISIBLE G .