miércoles, 5 de julio de 2017

“why am i always running around in circles

between wanting you to want me

and when you want me

deciding it is too emotionally naked

for me to live with

why do i make loving me so difficult

why am i that terrified of being kept 

as though someone as pure as you 

should never have to witness the ghosts

i have tucked under my breast

i used to be more open when it came 

to things like this my love

if only we had met when i was willing"


- Rupi Kaur.

lunes, 3 de julio de 2017

Flechazo literario.

Estaba rebuscando en mis documentos para encontrar algo que subir y he encontrado este pequeño relato que nos pidió la profesora de literatura hace un tiempo. Consistía en escribir sobre el libro que más nos había marcado en nuestra infancia o adolescencia, y claramente, no podía ser sobre otro que sobre mi verdadero amor, sobre "El guardián entre el centeno", del que podía tratar este texto. Aquí os lo dejo:

Verdaderamente a la hora de escribir un artículo sobre el libro de mi infancia que más me marcó, no tenía ni la más remota idea del tema en el que iba a centrar esta redacción. Pero recapacitando sobre ello, llegué a la conclusión de que, no importaba realmente cuándo hubiera descubierto el libro que marcó mi vida, sino la sinceridad con la que podía hablar de él y de cómo afectó a mi vida, sin importar la edad con la que llegó a mis manos el que fue, sigue y seguirá siendo mi libro favorito de todos los tiempos.
Mucho antes de leerlo, ya había oído hablar de él, ya me había llamado la atención. Recuerdo como si fuese  ayer cuando una chica del instituto lo tenía en sus manos, un ejemplar perteneciente a  la biblioteca, pero que adoraba tanto que se sabía su comienzo de memoria. La chica citaba al autor en el comienzo de su obra, “El guardián entre el centeno”, con la ayuda de su memoria y aquello quedó, por alguna razón, grabado en mí. Tiempo después lo pusieron como lectura obligatoria en clase. El libro de Salinger estaba entre las distintas opciones y sin dudarlo, lo elegí al momento.
No tardé nada en ir a comprarlo a mi librería favorita y en cuanto lo tuve en mis manos, me pareció sencillamente precioso. La portada era simple, el nombre de la obra y el del autor. El fondo blanco y las letras en negro y dorado. Aún sin leerlo, ya me encantaba, a pesar de las críticas que había recibido de este: Me dijeron que se hacía eterno de leer, que quizá no era aún para mi edad, que me costaría entenderlo…
 Y cómo se equivocaron todas aquellas palabras. Desde el instante en el que empecé, no pude parar de leerlo. Lo llevaba conmigo a todas partes, me parecían una auténtica obra de arte todas y cada una de las frases que iba leyendo. Le tenía un cariño inmenso a unos pedazos de papel escritos. No lograba entender cómo existía gente que no adorase tal maravilla. Era incluso como leerme a mí misma, estaba absolutamente identificada con las palabras de Salinger e incluso enamorada del personaje literario, Holden Caulfield. He llegado a releerlo tres o cuatro veces y siempre está al lado de mi cama, por si necesito adentrarme en la vida del protagonista una vez más al caer la noche. Por la situación que vivía en aquella época, me hizo encontrarme a mí misma, me hizo emocionarme y me hizo amar la lectura mucho más de lo que lo hacía. Me atrevo a decir que incluso me hizo madurar.
Por suerte o por desgracia, yo no hacía mucho que había descubierto mi pasión por leer y escribir cuando leí  “El guardián entre el centeno”. Pero supongo que fue en el momento exacto y adecuado para que llegase a mi vida y me inspirara y me marcara tanto. Pero lo que me parece asombroso es, que por mucho que pase el tiempo, todavía lo siga haciendo, como la primera vez.
Os cuento un poco de esta obra de arte literario, del magnífico J. D. Salinger. Una historia que fue Best- Seller y que nunca se llevó a la gran pantalla. Pero que en mi opinión, aquella idea habría sido imposible a la hora de interpretarla por la complejidad y la riqueza que contiene la obra. Y así se hubiera afirmado lo típico de que los libros siempre son mejores que las películas de estos.
Nadie podría contar mejor la historia que el propio Salinger en la piel del joven Holden Caulfield. Que a sus dieciséis años está más perdido que nunca y sufre todo lo que le puede pasar a su edad como adolescente. Pero él es un mundo distinto a los demás, su mente es compleja, los cientos de pensamientos distintos que rondan por ella y lo especial que lo hacen ser. No hablaré de la trama del libro y su argumento en sí porque lo que más me apetece destacar y te marca es la personalidad del chico, cómo te identificas con él por el simple hecho de ser también un adolescente y vivir día a día situaciones como las suyas. Seguir las decisiones que él toma a lo largo de la historia, sus errores y sus aciertos, sus sueños y la esperanza que le queda por poder sentirse feliz algún día.
Phoebe, su hermana pequeña, es a quién consideraría el segundo personaje más importante, ya que siempre está presente en la mente de Holden  y aunque sea pequeña, es capaz de enseñarle mucho y guiar a su hermano, es ese alguien al que todos apreciamos tanto en nuestra vida, que incluso sin darse cuenta nos da auténticas lecciones.
Holden, que vive entre la indecisión y el recuerdo, que está más que perdido en su propia vida y solo desea ser autosuficiente y valerse por sí mismo de una vez, como la mayoría de los adolescentes desean hoy en día. Trata toda la historia de ser o parecer lo suficiente mayor, hasta por su aspecto, que le ayuda. Pero lo realmente importante de todo esto es que se encuentra a sí mismo. Y seguro que ha hecho que miles de personas más se encuentren a ellas mismas en el momento más perdido de sus vidas, como hizo conmigo y como aún me sigue haciendo de guía muchas veces.

Solo puedo estar agradecida eternamente al autor, por hacer de sus palabras algo tan mágico. Por crear algo que jamás cambiará a pesar de los años que se le sumen a la historia. Y es que él es el auténtico “guardián entre el centeno”, salvando a sus lectores.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Cada segundo.

Tener ganas de verte,
Tener ganas de verte sonreír.
Tener ganas de oírte reír.
Tener ganas de correr hacia ti .
Tener ganas de abrazarte .
Tener ganas de no soltarte nunca.
Tener ganas de besarte.
Tener ganas de que no se acabe nunca.

Breaking bad.

domingo, 5 de marzo de 2017

Why you and not me?

Recuerdo el color de tus ojos, como el primer día. Como si no hubiera pasado tiempo alguno desde la primera vez que los vi, desde la última vez que tuve ocasión de verlos. Y aún, siento la sensación de estar volando cuando los recuerdo.
Tú siempre serás la única persona de este mundo capaz de hipnotizarme cada vez que me miras, de hacerme viajar a otro mundo, cuando te miro.
Y verdaderamente me rompe el alma, aún más, no tener más oportunidades para contemplarlos. Más noches para ver cómo caen rendidos y se pierden, más mañanas para verlos nacer y hacerme revivir. 
Mi cabeza no para de buscarlos entre la multitud.
No es consciente, de que es imposible, de que no hay otros como los tuyos. No hay nadie como tú.
Quizás, simplemente, te busco a ti, aunque sepa que no aparecerás. Que no volverás. Que no vendrás cuando menos lo espere para abrazarme, está vez no.
Aún así, te busco, te imagino, en cada una de las ciudades que visito. Que visitamos. Y algunas nuevas, en las que te imagino recorriendolas conmigo.
Te juro, que jamás he dejado de quererte.
Que jamás dejaré de hacerlo.
Porque siempre vas a ser mi mitad, la mejor persona que jamás he llegado a conocer y por supuesto, el amor de mi vida, de todas mis vidas...
No soy capaz de volver a casa, todo eres tú. Todo me recuerda a ti, tú estás en cada rincón u ocupando toda la cama. Tu presencia está en la cocina cada mañana esperando con café. Está en el balcón fumando un cigarrillo. Está colocando los adornos navideños o tratando de encender la chimenea del salón. Estás a mitad de las escaleras esperando sentado. Estás en el desván sonriendo junto a los álbumes de fotos.

Para mi, allí, el sol ya no brilla sin ti y los días son fríos. Me congelo sin ti, me siento vacía, fría, helada, congelada, al borde de la muerte cada segundo. El invierno al fin, llegó a mi corazón. Un invierno eterno, desde que te fuiste. Porque te llevaste la primavera contigo, para siempre, y te la regalo. Al igual que te regalé cada una de las anteriores. Cada vez que llegabas con flores, con tulipanes y rosas, yo ya tenía mi primavera, mi verano e incluso el otoño. Ahora que ya están marchitas, que ya no volverán, que tu tampoco volverás. Solo queda el invierno, los copos de nieve me hacen cada día un vestido nuevo. Cubren mi pelo e incluso mis pestañas. Ya no siento el frío de la nieve helada engulléndome.
Ya no siento nada sin ti.
Ya no soy ni yo sin ti.
Ya no me reconozco sin tenerte a mi lado.
Ya no puedo seguir caminando, sin coger tu mano.
Ya no puedo seguir.
No puedo dejar de recordar, como te fuiste.
El primer día de primavera.
Uno de esos días de los que volvías a mí, como tú tan solo sabías hacer y que, finalmente, nunca lograste. Nunca logré.
Porque te fuiste para siempre, a un sitio en el que no puedo ir a buscarte, a un lugar donde no te merecías ir.
En todo caso, yo. Porque dime.
Dime, joder, dime.
¿Que hago sin ti
Rest in peace.

lunes, 13 de febrero de 2017

Al amor de mi vida.

Hola, cielo.
Sé que quizás no fue suficiente tiempo o que quizás fuera demasiado.
Sé que no soy la mejor en todo esto, pero lo estoy intentado.
Porque por ti, recorrería cielo, mar y tierra. Por verte sonreír a mi lado una vez más, por hacerme tan feliz una vez más, por abrazarte una vez más.
Y una sola vez no es suficiente para todo lo que te tengo que contar, me faltaría tiempo en mi vida, para dedicartelo, para contarte, para no dejarte de besar.
Me faltaría tiempo para todo lo que nos queda por vivir, para volver a ser, para quererte, para viajar junto a ti.
Porque, tú eres, lo que me gustaría pensar que es amor.
Eres lo que nunca se acaba ni se olvida.
Eres todo lo que deseo, cada vez con más fuerzas, eres todo lo que necesito que vuelva.
Que vuelvas a sonreírme, a verme , a mirarme como tan solo tú sabes, para hacerme sentir como solo tú consigues, para alegrarme la vida, para ser la alegría de esta, para ser mi esperanza que no pierde fuerza, para ser todo lo que necesito que seas y lo que quiero que seamos. Para terminar todo lo que nos quedó por contar entre las manos.
Que te quiero, cariño, que te quiero con locura. Que no dejé de hacerlo, que jamás dejaré de hacerlo, que no puedo olvidarte, que no voy a hacerlo. Que eres tú el único que deseo que esté aquí, a mi lado, abrazándome mientras escribo. Mientras, escribo, inspirándome contigo.

jueves, 2 de febrero de 2017

Quizás sea hoy.

Quizás sea esta noche cuando vuelvas.
Quizás no sea otro sueño.
Quizás sea tu mirada frente a la mía, de verdad, de nuevo.
Por si decides hacerlo, te espero.
Te espero sentada en el borde de la cama, al borde de la locura, de tanto echarte de menos.
Por si decides volver a acariciar mi espalda con las yemas de tus dedos.
Te espero, a ti , a tu voz, susurrando un te quiero, un te sigo queriendo.
Por si decides que me echas de menos, por si decides que necesitas escuchar mi voz, al menos.
Mientras, grito en silencio el dolor que encierra mi pecho. Se oprime tanto que no quiere volver a ser, que se quiere ir, pero no puede.
Porque lo matas y lo mantienes vivo, porque me disparas y aún así me voy contigo.
Me voy contigo, sin dudarlo, a donde tú quieras ir conmigo.
Al infinito, o al infierno, contigo no es castigo.
Eterno, te deseo, junto a mi; eternas, tu mirada y la mía; eterno, lo mucho que nos queremos. 
Lo mucho que nos hemos querido.
Tanto como te he querido.
Tantísimo como te he amado.
Como te sigo amando;
A veces con lágrima y otras con sonrisa.
A veces tan lento y otras tan deprisa.
Que te quiero, para todo y para nada; para siempre y para nunca; para disfrutar la vida y para matar el tiempo; para contarte   cómo ha sido mi vida todo este tiempo; para que me digas también todo lo que tú has hecho. 
Que nos sobra el tiempo, para hablar durante siglos.
Que se nos escapa el tiempo, para pasar lo que nos queda de vida juntos.
Inagotable es el efecto de nuestros recuerdos.
Inalcanzable el sueño de olvidarte.
La pesadilla de olvidarme.
De lo mucho que fue.
De lo mucho que sigues siendo.
Aunque no estés.
Aunque te fueras como lo hiciste.
Aunque no vayas a volver.
Y no sea capaz de asumirlo.
Aunque duela.
Te quiero.

viernes, 20 de enero de 2017

Por favor, 
Vuelve a mi desastre.
Para salvarme,
De mí misma...



Te suplico una vez más que vuelvas. Que no puedo querer a nadie que no seas tú, porque ellos no son tú. No son tus ojos, no son tu sonrisa, no son todo lo que me hacías sentir. Nadie se te compara, cariño. Lo siento, de verdad... Siento no poder dejar de amarte con todo mi corazón y que tú dejaras de hacerlo hace mucho respecto a mí. 

Mi mente te está gritando con todas sus fuerzas que vuelvas, pero no te ve volver, esta vez no, esta vez no volveré a ponerme nerviosa por recibir un mensaje tuyo cuando menos espero y cuando más necesito. Pero es que siempre te necesito aquí, conmigo, cada  día, para viajar en tu mirada y sentirme mejor que nunca. Eres lo mejor que he conocido jamás, eres un adicción, eres genial. Y por mucho que pase el tiempo, voy a estar ahí, queriéndote, con todas las ganas del mundo, porque de verdad que no puedo evitarlo... No puedo olvidar tu olor, tus abrazos, tus besos, todo tú... 

Vuelve, vuelve de una vez por todas, vuelve para quedarte, para hacerme la vida más feliz, para dejar de torturarme la mente con cuanto te extraño. Y no sabes cuanto, sino...estarías aquí ya. Nadie jamás te querrá tanto como lo hago, como lo hice, como por desgracia lo seguiré haciendo. Y perdóname otra vez, por darte todo de mi y no recibir nada a cambio. Y perdóname por no odiarte, por no olvidarte, por querer que vuelvas a besarme y que el momento jamás acabe. Ojalá pudiera volver atrás y cambiar tantas de las cosas que hice, y seguir a tu lado. Y volver a la primera vez e incluso a la última y repetirla mil y una veces, que jamás me cansaré de ti, de tu magia, de eso que solo tienes tú.

Te quiero con todo mi corazón, sí, aquel que destrozaste tanto, y que sigue en pie de milagro, que sigue lleno de ti, a pesar de todo lo que le dueles.