Estaba rebuscando en mis documentos para encontrar algo que subir y he encontrado este pequeño relato que nos pidió la profesora de literatura hace un tiempo. Consistía en escribir sobre el libro que más nos había marcado en nuestra infancia o adolescencia, y claramente, no podía ser sobre otro que sobre mi verdadero amor, sobre "El guardián entre el centeno", del que podía tratar este texto. Aquí os lo dejo:
Verdaderamente
a la hora de escribir un artículo sobre el libro de mi infancia que más me
marcó, no tenía ni la más remota idea del tema en el que iba a centrar esta
redacción. Pero recapacitando sobre ello, llegué a la conclusión de que, no
importaba realmente cuándo hubiera descubierto el libro que marcó mi vida, sino
la sinceridad con la que podía hablar de él y de cómo afectó a mi vida, sin
importar la edad con la que llegó a mis manos el que fue, sigue y seguirá
siendo mi libro favorito de todos los tiempos.
Mucho
antes de leerlo, ya había oído hablar de él, ya me había llamado la atención. Recuerdo
como si fuese ayer cuando una chica del
instituto lo tenía en sus manos, un ejemplar perteneciente a la biblioteca, pero que adoraba tanto que se
sabía su comienzo de memoria. La chica citaba al autor en el comienzo de su
obra, “El guardián entre el centeno”, con la ayuda de su memoria y aquello
quedó, por alguna razón, grabado en mí. Tiempo después lo pusieron como lectura
obligatoria en clase. El libro de Salinger estaba entre las distintas opciones
y sin dudarlo, lo elegí al momento.
No
tardé nada en ir a comprarlo a mi librería favorita y en cuanto lo tuve en mis
manos, me pareció sencillamente precioso. La portada era simple, el nombre de
la obra y el del autor. El fondo blanco y las letras en negro y dorado. Aún sin
leerlo, ya me encantaba, a pesar de las críticas que había recibido de este: Me
dijeron que se hacía eterno de leer, que quizá no era aún para mi edad, que me
costaría entenderlo…
Y cómo se equivocaron todas aquellas palabras.
Desde el instante en el que empecé, no pude parar de leerlo. Lo llevaba conmigo
a todas partes, me parecían una auténtica obra de arte todas y cada una de las
frases que iba leyendo. Le tenía un cariño inmenso a unos pedazos de papel
escritos. No lograba entender cómo existía gente que no adorase tal maravilla.
Era incluso como leerme a mí misma, estaba absolutamente identificada con las
palabras de Salinger e incluso enamorada del personaje literario, Holden
Caulfield. He llegado a releerlo tres o cuatro veces y siempre está al lado de
mi cama, por si necesito adentrarme en la vida del protagonista una vez más al
caer la noche. Por la situación que vivía en aquella época, me hizo encontrarme
a mí misma, me hizo emocionarme y me hizo amar la lectura mucho más de lo que
lo hacía. Me atrevo a decir que incluso me hizo madurar.
Por
suerte o por desgracia, yo no hacía mucho que había descubierto mi pasión por
leer y escribir cuando leí “El guardián
entre el centeno”. Pero supongo que fue en el momento exacto y adecuado para
que llegase a mi vida y me inspirara y me marcara tanto. Pero lo que me parece
asombroso es, que por mucho que pase el tiempo, todavía lo siga haciendo, como
la primera vez.
Os
cuento un poco de esta obra de arte literario, del magnífico J. D. Salinger.
Una historia que fue Best- Seller y que nunca se llevó a la gran pantalla. Pero
que en mi opinión, aquella idea habría sido imposible a la hora de
interpretarla por la complejidad y la riqueza que contiene la obra. Y así se hubiera
afirmado lo típico de que los libros siempre son mejores que las películas de
estos.
Nadie
podría contar mejor la historia que el propio Salinger en la piel del joven
Holden Caulfield. Que a sus dieciséis años está más perdido que nunca y sufre
todo lo que le puede pasar a su edad como adolescente. Pero él es un mundo distinto
a los demás, su mente es compleja, los cientos de pensamientos distintos que
rondan por ella y lo especial que lo hacen ser. No hablaré de la trama del
libro y su argumento en sí porque lo que más me apetece destacar y te marca es
la personalidad del chico, cómo te identificas con él por el simple hecho de
ser también un adolescente y vivir día a día situaciones como las suyas. Seguir
las decisiones que él toma a lo largo de la historia, sus errores y sus
aciertos, sus sueños y la esperanza que le queda por poder sentirse feliz algún
día.
Phoebe,
su hermana pequeña, es a quién consideraría el segundo personaje más
importante, ya que siempre está presente en la mente de Holden y aunque sea pequeña, es capaz de enseñarle
mucho y guiar a su hermano, es ese alguien al que todos apreciamos tanto en
nuestra vida, que incluso sin darse cuenta nos da auténticas lecciones.
Holden,
que vive entre la indecisión y el recuerdo, que está más que perdido en su
propia vida y solo desea ser autosuficiente y valerse por sí mismo de una vez,
como la mayoría de los adolescentes desean hoy en día. Trata toda la historia
de ser o parecer lo suficiente mayor, hasta por su aspecto, que le ayuda. Pero
lo realmente importante de todo esto es que se encuentra a sí mismo. Y seguro
que ha hecho que miles de personas más se encuentren a ellas mismas en el
momento más perdido de sus vidas, como hizo conmigo y como aún me sigue
haciendo de guía muchas veces.
Solo
puedo estar agradecida eternamente al autor, por hacer de sus palabras algo tan
mágico. Por crear algo que jamás cambiará a pesar de los años que se le sumen a
la historia. Y es que él es el auténtico “guardián entre el centeno”, salvando
a sus lectores.
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