Y entonces, llega el momento exacto, aunque no el más apropiado quizás, pero te das cuenta de que llevas mucho yendo de un lado para otro y necesitas estabilidad. Que necesitas alguien que esté ahí para abrazarte lo más fuerte posible y decirte todas las cosas que le gustan de ti. Alguien que te mire a los ojos y sepa quién eres y qué eres para él. Alguien del que no te canses nunca de sus besos, de su sonrisa, de su forma de ser. Porque con sus más y sus menos, te completa. Alguien que cuando lo mires fijamente a los ojos sepas que merece la pena tu apuesta, que no te arrepientes de nada, que no quieres dejarlo ir. Alguien con quien poder pasear durante horas o simplemente tumbaros y dejar el tiempo pasar. Que al verlo cada mañana lo abraces como la primera vez o como la última. Alguien que te llene el alma vacía que tienes después de tanto, que sepa que pasa con tan solo mirarte y te saque una sonrisa sin más, con tal de verte feliz. Aquella persona de la que no te canses de contar los lunares de su espalda, de quedarte dormida en su pecho mientras te acaricia el pelo y te despierte con besos en el cuello. Necesito a esa persona que nunca tuve, que nunca encontré, que me hace tanta falta de una vez, que llegue ya, porque estoy aquí, para abrirme en canal a ella, porque después de todo lo malo, hay que volver a empezar y volver a confiar y ahora es cuando estoy lista para ello.
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