Cada noticia me derrumba más.
Mis ojos que creían ser resistentes se han vuelto a inundar.
Observo tus ojos llenos de inocencia una vez más y me golpea un mar.
Tú me lo has dado todo y eso nadie lo puede cambiar.
Tú me has hecho ser quien soy desde el primer llanto, hasta la actualidad.
Que cada uno de tus abrazos me ha dado la felicidad.
Y ahora cojo tu mano y no puedo pensar en soltarla jamás.
Aunque no me vayas a reconocer nunca más.
Ahora más que nunca necesito a la de antes y hace tanto que no estás.
Hace tanto que extraño a la de verdad.
Pero es algo que no hay manera de remediar, que no lo puedo parar.
Solo me queda aguantar contigo hasta el final,
hacerte sonreír todo lo que pueda y más.
Y perdóname por todas y cada una de las veces que te he llegado a preocupar,
que lo siento de verdad,
que sé que siempre no he podido estar.
Que me acorrala el miedo de que un día no pueda verte más.
Tú que te mereces mil vidas por tener siempre buena voluntad.
Tú que eres el rayo de luz tras la oscuridad.
La persona más verdadera y pura que podré conocer jamás.
Gracias por cada vez que me has salvado, que me has protegido, que me has amado.
Por ser la merecedora de toda mi fe, porque no hay más dios para mí, que tú.
Te debo tanto que mi vida entera te prometo dedicar.
Te debo tanto que lucharé por ti cuando tú no puedas más.
Porque tu eres el ejemplo de mujer ideal, el ejemplo que seguiré hasta mi final.
Belleza en tu rostro, en tu corazón, en tu hablar.
Te adoro, te amo, siempre fuerte, hasta el final.
A mis dos abuelas.
Os quiero con todo mi ser.
Estamos juntas en esto.
Todos en la lucha contra el Alzheimer.